Un ejercicio democrático
sin nivel político, con una pobreza evidente, fue el debate de los candidatos a
la presidencia municipal de Matamoros. Se presentaron ocho de los diez
contendiente, faltaron los que se puede considerar los punteros, Chuchin de la
Garza y Verónica Salazar.
El primero evadió estar
en ese foiro bajo el dicho de que sería el partido quien decidiría si asistiría
o no al debate; de parte de Vero, su asistencia se manejo de forma ambigua en
un video, donde solamente señaló que estaría presente si su agenda se lo
permitía, lo cual se tomó en primera instancia como una respuesta afirmativa al
debate, cosa que finalmente no sucedió.
Podría quedar el viejo
adagio que reza “De buenas intenciones esta empedrado el camino al infierno”
pues la inasistencia de los dos principales candidatos dio al traste la “buena
intención” de las organizaciones civiles y el Ietam, quedando en el ambiente el
sabor amargo que dejó a la luz la incapacidad política de unos aspirantes, la
inexperiencia de otros y las ansias de poder de algunos más.
De por sí, el hecho de
que se haya dado tan poco tiempo de exposición a los ponentes hizo que las
participaciones fueran cortadas y no hubiera una posición verdaderamente
contrastante entre las distintas posiciones, haciendo que las propuestas
parecieran “la misma gata pero revolcada”, a lo que se sumó la desorganización
de los propios participantes, el manejo técnico incorrecto de cámaras, dejando
una sensación de improvisación en el ambiente.
Bajo el pretexto de la
ciudadanización de la política o la bandera de “no mucho rollo” de Amando
Treviño -su intervención terminó precisamente en puro rollo- hubo algunos
destellos de comicidad, característica que se viene dando desde la función que
dieron los candidatos a gobernador.
De lo más vistoso fue
cuando el candidato de Movimiento Ciudadano, Víctor Rivera Capistran, siendo
congruente a las posiciones de su candidatos a la gubernatura de Tamaulipas,
Gustavo Cárdenas, propuso deportes o hobbys tan “populares” como las carreras
de caballo, la pelea de gallos y las carreras de autos para entretener a los
matamorenses.
O como cuando la señora
Rosy Pérez candidata del PRD, muy al estilo bravucón de su homólogo en la candidatura
al gobierno estatal, Jorge Valdez, dijo que no quería que siguiera gobernando
la dinastía de los Salazar, mostrando una efigie de un semoviente como una
forma de señalar los errores del gobierno municipal saliente.
O de la posición del
solitario Iván Puente Acosta del PT que por un momento dejó temblando al
auditorio, cuando dijo que si volviera a nacer -hace un silencio abrumador- y
continua diciendo quería hacerlo de sus mismos padres. Eso tranquilizó al
auditorio pues todos pensaban que de querer nacer nuevamente, buscaría ser otra
vez ser el coordinador eterno de dicho partido en Matamoros y seguir viviendo
del presupuesto.
Los candidatos asistentes
casi linchan a los ausentes por el hecho de no haberse presentado al debate,
aunque los verdaderos ausentes fueron la credibilidad de los candidatos y la
falta de autoridad moral para sostener sus planteamientos con hechos.
Ausente en este debate
fue la autenticidad del discurso, porque por desgracia, los que se presentaron
a participar no eran verdaderos representantes de la sociedad civil, sino gente
de la “real politic” de la localidad, que en otro tiempo disfrutaron de alguna
manera las mieles del poder y de las ventajas de la partidocrácia, y que ahora
se dan golpes de pecho ante las maniobras partidistas cuando ellos, en su
tiempo, fueron cómplices de las mismas artimañas.
Cabe hacer la honrosa
excepción del candidato de Morena, Armando Salazar Carrizales, que por su
juventud (23 años) no pudo haber sido parte de esa historia, por lo que representó
la mejor intención en el debate, dejando una piedra más en la construcción del
camino al infierno de este ejercicio.
Desgraciadamente la nota
que fue la realmente importable, surgió unos minutos después de haber concluido
este debate, al propagarse el fallecimiento de Reynaldo Camacho Villarreal,
presidente del consejo municipal electoral en Matamoros, quien tras ser
intervenido quirúrgicamente perdió la vida.
Es así que los
matamorenses no quedaron satisfechos con la debacle de este debate, por lo que
los ciudadanos hemos declarado un empate técnico, haciendo caer los telones del
teatro electoral para dar paso a la polarización del proceso, por lo cual solo
hay que esperar el verdadero veredicto que hará la ciudadanía directamente en
las urnas el próximo 5 de junio... Bueno, eso decimos nosotros... Pero usted
¿Cómo ve?..
La ojeadita...
Se destapan cloacas por
donde quiera en este proceso electoral y sale salpicado quien se quede
atravesado... Después de esto ¿habrá aves que crucen el pantano sin mancharse
su plumaje?
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