Escenarios
Por: miguel de la rosa
En 1976, llegó
a la presidencia de México, el Lic. José López Portillo y Pacheco, después de
haber dejado en el camino al favorito de la clase política de aquellos tiempos,
el Lic. Mario Moya Palencia.
La lista de aspirantes, había sido
filtrada por la presidencia de la república, siendo varios los que se
mencionaban como posibles sucesores de Luis Echeverría: el mismo Mario Moya;
Secretario de Gobernación, Augusto Gómez Villanueva; Secretario de la Reforma
Agraria, Luis Enrique Bracamontes; Secretario de Obras Públicas, Hugo Cervantes
del Rio; Secretario de la Presidencia, Carlos Gálvez Betancourt, Director
General del IMSS y Porfirio Muñoz Ledo, Secretario del Trabajo.
El juego por la sucesión
presidencial fue auspiciada y alentada por el mismo presidente Echeverría,
quien habiendo hecho un pacto en la época de juventud con su amigo José López
Portillo, decidió cumplirle y heredarle la silla presidencial.
Sin embargo, ya una vez en el poder,
el Lic. López Portillo usó la información informal, misma que causó estragos en
el ex Presidente y en el ambiente político nacional, ya que se rumoraba que
Echeverría seguía de protagonista y que trataba de influir en el gobierno de
López Portillo. Aunado a esto, la respuesta de don José fue visceral y al bote
pronto, porque de manera inmediata, le mandaron un mensaje descifrado a
Echeverría donde le notificaron que el primer mandatario le invitaba a formar
parte del cuerpo diplomático de México. De esa manera, fue nombrado Embajador
en Australia y en las Islas Fidji, todo con el ánimo de alejarlo de los
reflectores nacionales.
Después de ejercer una presidencia sumamente controversial, el
Presidente López Portillo se decidió por el economista, Miguel de la Madrid y
ordena que el PRI lo unja como su candidato a la presidencia de México. Los
jóvenes egresados de las mejores escuelas de economía del mundo, que
simpatizaban con don Miguel, ya habían regresado al país con el propósito de
limpiar y/o desplazar del PRI a la clase política tradicional y convertirse en
los salvadores de la patria.
Poco antes, la decisión de nacionalizar la banca le había caído en
el hígado a de la Madrid, a quien pudimos ver en la televisión con cara adusta
y aplausos tenues cuando don José anunció el hecho en el último informe de su
gobierno.
Ya en el poder de la Madrid, la información que salía del gobierno
mexicano contra el ex presidente José López Portillo fue diseñada con la
intención de degradarlo y de paso, sembrar la idea en el colectivo, que los
economistas de la nueva guardia, o sea los de la escuela de Milton
Friedman, poseían la fórmula mágica para
que México saliera del atraso y entrara de lleno a la competencia contra los
países más avanzados del orbe.
La denostación hacia López Portillo
fue atroz durante todo el régimen que presumía iniciaría la “Renovación moral
de la sociedad”. En la mente de don José era inentendible que su pupilo,
Miguel, le pagara de esa manera el haberle heredado la presidencia de México.
La información informal manejada por
los amanuenses, asesores y amigos de Miguel de la Madrid, provocó un desajuste
en los equilibrios del poder y trastocó la relación de los pesos y contrapesos
de los grupos, quien al paso de los años, le recetaron un fuerte revés al
sucesor, de quien la historia registra que perdió la elección presidencial ante
Cárdenas, quien declinó llevar a las últimas consecuencias las pruebas del
fraude.
La visión de la clase política
emergente cambió con Salinas. Éste revivió a su antecesor nombrándolo Director
General del Fondo de Cultura Económica. La idea de Salinas fue inaugurar un
nuevo ciclo, donde su grupo continuaría al frente del gobierno por 3 sexenios
más después de él.
Sólo que los imponderable existen en
la política y el favorecido de Salinas, Ernesto Zedillo, permitió y promovió
fuertes ataques a la imagen contra su antecesor apenas iniciado su sexenio.
Nunca antes, salvo en el caso de Plutarco Elías Calles, se había permitido se
trastocara en esas dimensiones a un ex presidente de México. La realidad es que
los colaboradores cercanos a Zedillo, lo convencieron de la necesidad de alejar
a Salinas de la política y del país. De esta forma, los sueños de continuidad
generacional de Carlos y amigos, se esfumó de la noche a la mañana.
La información informal, o lo que
mejor se conoce como “habladurías, chismes o cuentos chinos”, son capaces de
modificar la historia, no sólo de las personas sino hasta de países enteros. Es
justo reconocer que los gobernantes que se blindan de estos comentarios y
actúan dentro de los márgenes de la ortodoxia, son los que tienen la
posibilidad de convertirse en estadistas y no sólo ocupar un espacio en las
galerías.
Es evidente que la experiencia permite
clasificar la información que se recibe, procesarla adecuadamente y actuar en
consecuencia.
Es inevitable que los gobernantes
piensen como lo dijo un día, el ilustre ex gobernador de Nuevo León, don
Alfonso Martínez Domínguez: “La política es como una
rueda de la fortuna: a veces estás arriba y a veces estás abajo”.
Ya depende de cada quien.
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